jueves, 24 de mayo de 2007

Saliendo de la escuela... Gubbins

La primera pega siempre es la más difícil, y la que más cicatrices deja, dicen.

Cuando me titulé, estábamos en plena crisis económica, así que no estaba fácil encontrar dónde ser útil.

Intenté armar varios cuentos, empresas, negocios y demás, pero sin suerte, hasta que decidí que tenía que ir a por un trabajo firme.

Elegí una oficina relativamente chica y poco solicitada para que la cosa no fuese tan difícil , con la decisión que da una larga cesantía, me presenté currículum en mano ante el jefe: Víctor Gubbins.
Claro, un arquitecto mocoso y un poco torpe no había escuchado suficientes historias de malos tratos, gritos e insultos como para hacer caso o, al menos, para dejar de creerse el valiente.

Todo salió como lo había planeado: a las dos semanas me llamaron para entrar a trabajar, ofreciendo un salario bien bajo, pero era más que lo que había ganado en los tres últimos meses. Es difícil explicar la alegría que produce recibir esa noticia cuando se ha vivido con lo justo (y a veces menos) durante más de 10 meses. Actué confiado, como si me diera lo mismo y tan pronto colgué el auricular, mi grito lo escuchó Rosa de Arica. Estaba feliz.

El primer día fue algo raro.

En la oficina, me recibió Pedro, hijo de don Víctor, y me entregó a manos de otro arquitecto que trabajaba ahí para que me contara como eran las cosas. No creo poder olvidar la expresión amable y lastimosa de ese ser humano que me recibía con los brazos abiertos para contarme de qué iba todo, expresión que no entendí del todo hasta que dijo "Mira, aquí vas a escuchar gritos, retos, garabatos y probablemente varios vayan hacia ti. Tienes que aguantar porque así es la cosa acá...". Nada que no haya visto antes, pensé como para darme ánimo, hasta que escuché la forma en que un energúmeno gritaba desde la oficina del jefe. Entonces y sólo entonces vine a darme cuenta dónde me estaba metiendo.

Pedro, el hijo de don Víctor, de verdad que tiene un carácter difícil. Por alguna razón, tan pronto como cierra la puerta de su oficina, entraba en un estado de furia de tal calibre que los más viejos del taller, arquitectos con más de 10 años de profesión, se miraban nerviosos como esperando que fuera su turno de recibir el azote.

Vi como recibieron retos el conserje, el cuidador de autos, los jefes de proyectos, los arquitectos antiguos y los suches como yo. Sólo puedo decir que era impresionante.

Al tercer día fue mi turno. Como, por filosofía, trato de tomar las cosas con humor, mientras Pedro gritaba y hacía malabares con un palo de fósforo en la boca llena de espuma, yo pensaba en mi equivocación y en que no era tan grave. A ratos hasta parece que sonreí.

Lo más gracioso es que el jefe de proyecto que me tenía a su cargo me cargó todos sus errores y se llevó todos mis aciertos. Es verdad, un novato no tiene muchos aciertos y sin duda tiene muchos errores, pero este tipo era un campeón en la categoría "Salvate-solo-chuchetumare". No recuerdo el nombre, pero sí que su apellido era Moore y que tenía una cara de leso que engañaba a cualquiera, porque de leso no tenía ni el más pequeño pelo de su abundante cabellera. A su favor, aprendí de él que es importante caerle bien al jefe más grande... ser un poco mamón.

Era tanto el maltrato que se vivía ahí que se contaba la historia de un tipo que se había ido al medio día de trabajo, gritando "... Y METETE TU OFICINA POR LA RAJA!!" al tiempo que daba un portazo que dejó a todos con los oídos zumbando.

La aventura me duró poco porque, tan pronto como enuncié que quería cumplir el horario que habíamos acordado en un principio al menos dos días a la semana, me abrieron la puerta y me indicaron que volviera por mi cheque en unos días. Por cierto, nunca se pagaron horas extras ni nada de eso.

Lo más curiosos, es que me he vuelto a encontrar varias veces con Pedro, fuera de la oficina, y que es un tipo bien amable. Hasta parece un ser humano...

viernes, 18 de mayo de 2007

Por favor enviar historias acá

Envia tu historia en comentarios, aquí abajo.
Sería ideal que nombraras la peor y la mejor oficina en que has estado, y podremos armar un ranking.

La 1º Historia

Hace un tiempo atrás, más bien hace algunos años, trabajé en una oficina muy particular. Creo que con mi historia muchos se van a sentir identificados y recordarán muchas cosas, ya que en esta oficina ha trabajado mucha gente.

De partida, la oficina estaba en un edificio muy bonito, en el sector de la plaza Pedro de Valdivia. Pero la oficina, pese a estar en un edificio ideal, con el que cualquier arquitecto sueña (antiguo, iluminado, etc.) estaba en realidad, en el zócalo, en las antiguas bodegas del edificio. Los diferentes box de trabajo eran las que antes habían sido las piezas. Como era un edificio antiguo, tenía la nobleza de tener piso de parquet y ventanas superiores. Pero irremediablemente era un subterráneo, con poca iluminación y ventilación. Las piezas eran de un porte relativamente pequeño, con un pasillo central. Éstas, eran llamadas las galeras…

El lugar no era lo peor, para nada por cierto. Sino que el trabajo en general era muy mal remunerado, los plazos al límite, cero intensión de conformar un grupo de trabajo estable, y estar, todo el tiempo, en una especie de economía de guerra, en todo sentido.
El café era marcado, para ver cuanto se consumía, Internet era exclusivo de una persona en la oficina, o sea para mandar una mail (por trabajo) había que hacer fila, los computadores no tenían lectores de CD ni disquetera, para que la información no fuera “sacada” de la oficina, había quejas por el excesivo gasto de confort, etc.
Además te hacían sentir todo el rato que eras prescindible y lo peor, es que pese a que todas las personas desarrollaban proyectos, no estaban incluidos en ninguna parte. Eras el que hacía todo, pero un ente a la hora de los créditos.

A mí, en lo personal, me causaba mucha risa, era como estar en la oficina de hermosilla y quintanilla en versión empresa privada. Unos que se reían de la situación, otros odiaban todo el rato, estaba el típico chupamedia que me imagino que aun está.

Pero lo que no me causaba nada de risa, era el mal trato que recibían algunas personas. Todos nos tomamos las cosas de diferentes sentidos, con humor, con rabia, con bronca, etc. Pero ante ciertas cosas uno no puede, sino tomarlo como un abuso. Había gente que trasnochaba para concursos o entregas, siendo super correcto en cumplir con el trabajo, por una miseria (si es que te pagaban), y que en la mañana recibían puras malas caras, críticas en tonos más bien elevados, y en general puras quejas, como que si el que desarrollaba, era el culpable de todo, y el dueño de la empresa brillaba por su ausencia y falta de apoyo a la hora de diseñar. En general, yo creo que nadie espera, que te aplaudan por la pega, lo que corresponde es hacerlo bien, pero otra cosa es que te traten pésimo, con un trato indigno, y que no te paguen lo trabajado o pactado.
Me imagino que mientras leen, muchos ya saben de que oficina estoy hablando, si, Crisosto Smith (gran escuela….solamente para tener experiencia en la vida)

En todo caso no todo era malo, lo bueno era que había un sentimiento de solidaridad de los trabajaban ahí, los que llevaban mucho tiempo, o los que estaban una semana. Como era tan chanta el ambiente, entre todos nos reíamos de la situación. Es más, aún muchos años después cuando me encuentro con gente que coincidimos en ese periodo, hay una especie de complicidad.
Espero que la gente que ahora está ahí, esté en mejores condiciones. Me contaron que a la oficina le hicieron una remodelación, y quedó bastante decente…. Pero como muy bien dice el dicho, aunque la mona se viste de seda, mona queda.

PD: nunca pude entender, porque Don Andrés era llamado “el papá”, como si fuera papá de todos los que trabajábamos ahí.

jueves, 17 de mayo de 2007

Breve introducción al submundo de las oficinas de arquitectos


Empecemos por el principio: ¿De qué se trata esta faramalla?

La cosa es simple de contar, difícil de vivir y aún más difícil de cambiar.

Existen arquitectos que tienen sus oficinas. La mayoría de ellos son honestos (¡¡Recáspita!! ¡¡Soy políticamente correcto por fin!!), algunos se aprovechan cuando la oportunidad les golpea la cabeza por atrás y unos pocos, son unos soberanos hijoputas del plotter.

A nuestros treinta y tantos años, y luego de haber conocido y trabajado con varios de estos parias, los dos creadores de este pasquín digital, hemos decidido tomar el toro por los cuernos y darle vueltas la cabeza para que muera lenta y dolorosamente... en la medida de lo posible.

La idea es simple. Este cúmulo de letras pretende ir contando cómo se han aprovechado de nosotros sistemáticamente, poniendo en evidencia a los cuasi-delincuentes con nombres y apellidos para que, de una buena vez, nos veamos las caras y sepamos quién nos contrata.

Es aquí donde entras tú.
Si, TU, leyendo esto inocentemente, también has sido explotado. Ha bebido el dulce nectar de tu sangre algun vampirillo por ahí, por unos pocos duros (como diría mi prima española), ha llenado sus bolsillos con tu trabajo y no te ha pagado nada, te ha hecho trabajar de corrido durante meses sin pagar las horas extras, te han mantenido años sin contrato y, cuando lo has pedido, te han señalado con desdén la fila de sujetos dispuestos a ocupar tu lugar mientras te ofrecen silencio y gestos odiosos.

Tu, ahora, puedes contar tu historia aquí, en cualquier minuto, con lujo de detalles, con nombres y apellidos, con fotos si quieres.

Basta de boletas.

Basta de insultos.

Basta de explotación.

Esto no es un manifiesto político, de hecho, esto es una expresión del mercado más infesto y sus medios de control. Esto es el poder de los empleados furiosos... ESTO ES ESPARTAAAAA!!!!

Perdón, me emocioné un poco.

La idea es que escribas tus malas experiencias, nos cuentes, nosotros las revisaremos y publicaremos tan rápido como podamos y seremos tan fieles como podamos.

¿Reglas? unas pocas:

1. Nada de coprolalia. NADA. Aquí se viene a hablar bien, asique el primer chuchesumare que tire una chuchá, se me va de patá en el culo p'a su mierdosa casa con su cagona historia. ¿Quedó claro?
2. Las historias buscarán objetividad, explicando los hechos sin animadversiones.
3. El autor de cada historia deberá identificarse con un seudónimo, NUNCA CON SU NOMBRE PROPIO.
4. La historia deberá ser contada con sentido del humor. Está bien que seamos gente seria de día, pero no es necesario ser graves.

La infracción de las reglas será sancionada con la exposición pública del autor y, creannos, los conocemos y... aquí no se mueve un pixel sin que nosotros lo sepamos.

Ahora:

¡ ¡ ¡ E S C R I B E , M A L D I C I Ó N ! ! !

P.D.: Eviten los comentarios del tipo "que bonita idea", porque ni siquiera lo vamos a leer.